3.6.06

Dicen que el tiempo es algo relativo. No se si tendrá que ver con la teoría de don Albert, al menos en mi caso, sino más bien con eso de que a veces un segundo es una eternidad y otras dos horas pasan en menos de diez minutos.

No gente, no estoy cucú, al menos no más que de costumbre. Pasa que la cantidad de cosas que me pasaron últimamente son muchas, tantas que un mes se me pasó en menos de dos días (bueno, parecieron dos días). Si esperan leer a continuación una lista de las cosas que me pasaron, les ahorro la decepción al final del post: no voy a poner una lista de las cosas que me pasaron :-)

Qué voy a poner en el post? Lo que salga.

Pepi: la radiografía es de mi codo esguinzado. Puse la radiografía porque logré escanear una y me gustó, y porque el señorito me hace acordar de a ratitos que me lo esguincé, y gracias a él tendré mucho tiempo para estudiar mientras la/el kinesióloga/o me pone aparatitos raros para que me quede como antes del esguince, si es posible mejor.

Cuando las cosas pasan muy rápido, es como si no me pasaran a mi, como si estuviera hojeando un álbum de fotos ajeno, o peor, como si estuviera viendo televisión. Y tiene el mismo efecto en mi persona que la caja boba: me quedo mirando con la boca entreabierta y la mirada perdida, un ojo en la pantalla y el otro mirando hacia el infinito.

Y asi me siento, como si estuviera mirando una novela, aunque no tan entretenida como las novelas de la tarde que estuve viendo últimamente.

Estoy mirando un capítulo en el que la protagonista, con el codo esguinzado (como yo), está tirándose a la pileta desde lo más alto, es de noche y no ve si abajo hay agua, ni siquiera si hay pileta. Pero eso no importa, porque la sensación de levedad, de flotar, sentir el airecito que pasa por todos lados hace olvidar que está en plena caída, y no deja lugar a pensar en lo que pasará cuando se aleje lo suficiente del cielo y se acerque todo lo posible a la tierra.

Hay cosas que me quedaron picando de ese capítulo (que todavía no se termina), y una de ellas es cómo muchas veces ante una situación de abuso no reaccionamos, y hasta nos cuesta plantarnos y defender nuestros derechos. Aclaro que no soy mujer golpeada ni golpeadora, mi familia es fantástica a pesar de sus pecualiridades, mis amigos siguen valiendo oro, mi perro se porta cada día mejor y mis peces nadan lo más panchos en su pecera. Sigo, estaba con el tema del abuso. Todo parece normal, hasta que aparece alguien y dice que las cosas no son así, que no está bien, y suena el click: "si seré repelot#$@!!!". A veces el click suena, pero hay que ignorarlo, por necesidad, por miedo, inseguridad, comodidad. Porque a veces todo está tibiecito en el fondo del pozo ciego.

Hasta que llega el momento en el que la "dignidad" vale más que cualquier otra cosa. No se exactamente qué es "dignidad", pero suena muy lindo cuando digo "mi dignidad vale más que cualquier otra cosa", y creo que al menos entiendo el concepto. Y como creo que lo entiendo, me planto.

Y llega el momento de empezar de nuevo, acaba de llegar. El momento de arreglar lo que se rompió y no le di pelota, limar imperfecciones, pulir el exterior hasta lograr una estructura sólida y firme y una cubierta lisa y brillante, un producto digno de estar en las mejores vidrieras y exposiciones, algo que infle el orgullo hasta que se acerque peligrosamente a su límite.

Ese producto se llama Salitou (bueno, así le digo yo). Algo completamente nuevo? Una versión mejorada? No, simplemente lo que siempre debió ser y por h o por b siempre quedó en suspenso.
Estoy viendo todo eso en la caja boba, cómodamente sentada en mi sillón, con las patitas en un puf, un ojo fijo en la pantalla y el otro apuntando hacia el infinito.

Y me voy a quedar así, mirando cómo van pasando las cosas, y esperando que la mala de la novela (no apareció todavía, pero siempre hay una) no arruine los planes de la protagonista, ni tome su lugar porque es más interesante, o no los entorpezca tanto que la novela se haga demasiado larga, porque si la novela es muy larga cambio de canal buscando algo más entretenido. Seguiré sentadita, hasta que llegue el momento de bajar las patitas del puf y seguir con el cambio como corresponde: teniendo plena conciencia de que me está pasando a mi y de que yo lo estoy generando.

Me siento rara, mirándome desde afuera. Mal? De ninguna manera. Me siento bien, cada vez mejor :-)

Fin del post.

1 comentario:

Una Pepina dijo...

Sali,
a veces nos suceden cosas que no podemos creer que nos sucedan a nosotros.
Es como si fueramos al mismo tiempo observadores y actores y no sabemos bien en que parte está la realidad, ya que todo transcurre como un sueño y demasiado rápido.

Tenés mi mail. Siempre que quieras escribir, yo voy a estar allí.

Te quiere mucho,

Una Pepina.