De los pelos

Nací con pelo castaño, más que pelo, pelusa. Color marrón oscuro, aburrido, como el lápiz marrón de la cajita que llevaba a la escuela. No me pelaron para la foto, ni se me cayó esa pelusa marrón, así que a partir de eso comenzó a formarse mi cabellera.

Cuando era chica, tan chica que me acuerdo gracias a las fotos, tenía la cabeza llena de rulos, pero el pelo creció, y no soportó el peso, y llegué al primer acto del preescolar con el pelo lacio. Tenía que hacer de dama antigua, y como la dama antigua necesita el pelo ondulado para parecer dama antigua (o para que se le agarre el peinetón), mamá me puso los "trapitos" la noche anterior al acto. Quedé más para negra mazamorrera que para dama antigua, pero el peinetón se mantuvo firme hasta que terminó el acto y el rizado me duró aproximadamente un mes.

Llegó el primer año de la primaria y mi primer frustración. Para evitar que me convirtiera en crucero de piojos, mi larga cabellera marrón se redujo a un casquito (se usaba el corte a lo Balá), y surtió efecto el primer día de clases: uno de esos pequeños salvajitos llamados compañeritos de grado se me acercó en el primer recreo al grito de "qué mirás pibe?" y me dio un empujón que me hizo terminar contra el mástil del patio chico de la escuela.

Años más tarde, casi casi en la adolescencia con unas primas pasamos varias siestas en la terraza con crema oxidante en el flequillo y mechas laterales: el concepto de "iluminación" había llegado a mi vida, y mi marrón oscuro se convirtió en marrón oscuro con marrones varios. Poco tiempo después, un mechón de pelo encima del de la carta de colores dijo "castaño claro ceniza". Nada que ver con la realidad, se mantuvo un tiempo, hasta que me cansé y un corte eliminó todo lo que no fuera marrón oscuro.

Años despues apareció el tono sobre tono, y me tenté con un negro con reflejos violeta. Me hubiera gustado un violeta completo, pero ya había aprendido que si no cambiaba los jeans negros achupinados con alfileres de gancho en los costados y la remera con calaveras a algo más clásico nunca iba a dejar de repartir papeles en el edificio, así que me conformé con una insinuación.

No me acuerdo cómo fue que pasé a la tintura negra, ni cómo fue que probé con un rojizo, pero de un momento a otro ya tenía marca fija de tintura, y un color con numerito y todo: el 666.

Ese me duró bastante, hasta que una tarde en una perfumería Udi me señaló una caja. Era el rojo más rojo que había visto, pensé "por qué no?" y durante varios años pasé de variaciones de ese rojo a los clásicos cucaracha o zanahoria de antes de comprar otra cajita.

Allá por el 2003-2004 (soy de terror para las fechas) cambiar de color de pelo se había convertido en rutina, y decidí hacer algo nuevo, algo que no había hecho en mucho tiempo: decidí volver a mi marrón oscuro de nacimiento. Como era cabeza de zanahoria, tuve que pasar por varias tinturas ceniza para apagar el fuego.

El marrón duró hasta hace un par de meses, cuando volví a cambiar, y mi pelo ahora es negro, negrísimo, y brilla que si le da el sol hasta parece que tuviera canas (gracias Gaby por el regalito!).
Los rulos de mi más tierna infancia? Esos se fueron para no volver.

La pregunta es... y ahora qué? Rojo otra vez? Noup. Rubia? Yo rubia? Naaaaaaaaaa!!!!!

Webeando (como siempre) encontré un test, y este fue el resultado...

You Are a Strawberry Blonde

Men see you as flirtatious, but they also see you as a challenge Because you're totally fearless and carefree You've got the lightheartedness of a blonde, with the attitude of a redhead

How Blonde Are You?

Será ese el próximo paso?

Fin del post.